El dolor musculoesquelético no es solo cosa de adultos. Los niños y adolescentes también pueden experimentar dolor en la espalda, el cuello, las articulaciones o la musculatura, y con más frecuencia de la que pensamos. De hecho, la investigación indica que hasta la mitad de los menores presentan episodios de dolor musculoesquelético en algún momento.
En muchos casos, el dolor se normaliza o se minimiza, lo que dificulta que se aborde de manera adecuada. El dolor musculoesquelético en edades tempranas merece atención, comprensión y estrategias que promuevan una relación saludable con el movimiento.
¿Cuánto dolor hay realmente?
Los datos disponibles en población pediátrica muestran cifras elevadas:
Entre un 37 % y un 50 % de los escolares presentan dolor persistente durante más de tres meses.
En una muestra catalana, el 37,3 % de los escolares informó dolor crónico, aunque solo un 5,1 % presentaba un impacto moderado o elevado en su vida diaria.
La prevalencia aumenta con la edad.
Haber tenido dolor persistente durante la infancia o adolescencia incrementa el riesgo de presentarlo en la vida adulta.
El dolor puede estar presente, pero no siempre implica una discapacidad importante. Sin embargo, requiere atención para evitar que se mantenga o interfiera en el desarrollo.
¿Por qué persiste el dolor?
El dolor musculoesquelético no suele tener una única causa. La investigación actual apunta a una combinación de factores que interactúan:
Factores biológicos: crecimiento, cambios hormonales, historial familiar de dolor, haber tenido dolor previamente.
Factores psicológicos: preocupación, alexitimia, nerviosismo, creencias e interpretación negativa de las percepciones.
Factores sociales: hábitos de vida, actividad física, sedentarismo, mensajes en la familia y en la escuela.
Por eso, resulta necesario un enfoque biopsicosocial que tenga en cuenta a la persona en su contexto.
Mitos que no ayudan (y pueden aumentar la preocupación)
Durante años se ha responsabilizado a las mochilas, la postura o ciertos movimientos como causa del dolor en la infancia. Sin embargo, la evidencia científica actual indica:
Llevar mochila también es una forma de actividad física y contribuye al desarrollo.
La regla del 10–15 % del peso corporal para determinar el peso límite de la mochila, no es fiable. No considera la capacidad física individual de cada niño o niña.
Las mochilas no deforman la espalda ni afectan al crecimiento.
La percepción del peso es personal y puede influir en la aparición de molestias.
No existe una única manera correcta de sentarse. Lo importante es no mantener una misma postura durante mucho tiempo.
Sentir rigidez no significa que la espalda o los tejidos estén rígidos o dañados. El movimiento puede ayudar a reducir la sensación.
Actualizar nuestras creencias y mensajes es fundamental para evitar alarmas que condicionen negativamente cómo los menores entienden su cuerpo.
La influencia de lo que decimos
La percepción y las creencias influyen en cómo un niño o niña interpreta una molestia. Si un menor escucha de forma repetida que su espalda es frágil o que ciertos movimientos son peligrosos, puede evitar actividades por miedo a hacerse daño.
Acompañar con mensajes que transmitan tranquilidad y confianza puede marcar una diferencia en cómo afrontan el esfuerzo físico y en cómo se sienten.
¿Qué podemos hacer para mejorar la situación?
Fomentar el movimiento libre, variado y frecuente.
Normalizar sensaciones como la fatiga, el cansancio o la rigidez.
Priorizar una adecuada condición física.
Promover hábitos activos en familia y escuela.
Consultar con un profesional si el dolor limita la participación o se mantiene en el tiempo.
Conclusión
El dolor musculoesquelético en la infancia y adolescencia es frecuente y, en la mayoría de casos, no implica una lesión ni una fragilidad del cuerpo. La prevención no consiste en limitar el movimiento, sino en favorecer que los niños y adolescentes se muevan, exploren y se mantengan activos, con mensajes que refuercen su capacidad y confianza.
Sustituir el miedo por movimiento y la limitación por confianza es una manera eficaz de proteger la salud actual y futura de la población joven.
Referencias
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Hola, Clara!
Trabajo con adolescentes y ésto va directo para ellos. Los estudios apuestan por el sentido común.
Gracias por tu comentario y por tu interés! Un fuerte abrazo.