Requerimientos de actividad durante la jornada laboral
En Europa, una mayoría de la población desempeña actividades laborales que suponen conductas sedentarias, por lo que es imprescindible considerar estrategias para evitar los factores de riesgo asociados.
Todos aquellos que trabajáis en frente de una pantalla ¿qué pensáis? ¿Lo primordial es mantener una postura adecuada? ¿Es mejor estar en el ordenador erguido y sonriente que encorvado y enfadado?
¡Seguro que es mejor estar sonriente! Pero lo más importante es entender que, sea cual sea la postura, debemos evitar mantenernos inactivos durante largos períodos.
Para el buen funcionamiento del organismo necesitamos movimiento y por eso estamos incómodos cuando nos obligan a permanecer mucho tiempo en una misma posición. O que creíais ¿que los soldados no tienen molestias por estar erguidos? Probad de hacer “el soldado” durante 5 minutos ¿Se hacen largos verdad?
También hay trabajos que no son pasivos, pero requieren repeticiones continuas de ciertos movimientos. De nuevo el cuerpo nos pide variedad ¡que no siempre trabajen los mismos!
En estos casos sí va a ser interesante considerar los factores ergonómicos para lograr movimientos más efectivos y con buena distribución de las cargas. Igual que cuando entrenamos en el gimnasio. Si levantamos cargas del suelo será interesante utilizar la movilidad de las caderas, la activación de los abdominales y la fuerza de las piernas, pero eso no significa que flexionar el tronco de vaya a provocarme una hernia discal.
Tenemos que considerar que las lesiones por sobrecarga surgen porque nuestro cuerpo no soporta dicha carga ¿por qué no la soporta? Pues porque ésta supera nuestro umbral de resistencia. Pero un organismo entrenado se hace más fuerte y mejora sus capacidades. Tener una buena condición física, facilita enormemente superar las actividades de nuestra vida cotidiana o laboral sin tener consecuencias negativas. Es como si a un maratoniano, que está acostumbrado a correr distancias superiores a los 30 km a ritmos frenéticos, le propones un paseo de 5 km por el parque “Pan comido”.
Rigidez y déficit de movilidad articular
Otras de las consecuencias del sedentarismo son la rigidez y la falta de movilidad articular: “Me siento como un tronco”. Es probable que no tengas esta sensación cuando estas en el sofá, más bien la notas al recoger algo que, muy a tu pesar, se ha caído al suelo. Y es en ese momento, en el que te agachas sin pensar, cuando tu cuerpo te avisa de que estas saliendo de tu “zona de confort”.
La falta de demanda de ciertos movimientos hace que vayamos perdiendo la habilidad de realizarlos. Quizás, si no tuviésemos sillas o inodoros con asiento (como los de la China) conservaríamos mejor la movilidad de nuestras caderas, ya que cada día de nuestra vida nos pondríamos en cuclillas.
Así que lo importante es conservar movimientos funcionales, adecuados a los requerimientos de nuestra vida. Cuantos más movimientos dominemos, menos sensación de rigidez. Considerar, como rutina, la realización de una secuencia de movimientos puede ser un hábito saludable. Puedes escoger el momento y el lugar que más te convenga, porque no requieres de ningún tipo de material.
¿Propuestas de momentos? Antes de ponerte los zapatos, tras lavarte los dientes, en la pausa del café, antes de sentarte a trabajar ¡Elige!
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